Que sí. Que ya lo sabemos. Que Shame (Steve McQueen, 2011) no es oficialmente una película de terror. Y remarcamos lo de "oficialmente", porque la agonía que vive Brandon, interpretado magistralmente por Michael Fassbender, no la vivió ni Sally de La Matanza de Texas. Así de claro te lo decimos. El terror emocional existe. Y lo sabes.
Cerramos esta trilogía sobre identidades ocultas, espejos que se desmoronan y vidas condenadas a reconstruirse desde sus escombros, con un peliculón sobre la imposibilidad de conectar con otros seres humanos y la necesidad de anestesiarse frente a esa rutina que nos devora y que puede parecernos más terrorífica que el argumento de Saw IV.
Me acompaña en el cierre de este ciclo, la misma persona que me ayudó a abrirlo. Juanlu Uno de Estación Caladan, que la verdad es que este chico es majo y listo a rabiar, no me digas que no.
Dale al play, anda. Porque sabemos que esta trilogía terminará por cambiarte la vida. Que ya no podrás mirar de la misma manera a tu propio reflejo en el espejo y que terminarás aprendiendo cómo reconocer e integrar tu lado oscuro de manera correcta en tu vida, convirtiéndote así en una persona más sabia y resolutiva. Te parecerá poco, chati. En fin. De nada.