Si realmente hay un Dios, supuestamente, bueno, ¿por qué permite el sufrimiento y la maldad?
Te suena verdad. Quizás sea una de las preguntas que más veces se haya formulado desde que
el hombre es hombre y la mujer es mujer. Para algunos se trata de una mera excusa, con el fin
de no tener que afrontar el desasosiego de su propia alma, o tomar postura ante una posible
existencia de Dios. Para otros, en cambio, se trata de una pregunta totalmente honesta,
fundamentada en su inquietud personal por encontrar respuestas a preguntas que perturban su
mundo interior.