Imagina que tienes un coche deportivo de lujo. Brilla, es imponente, pero cuando lo arrancas… no enciende. ¿La razón? Algo tan básico como que no tiene gasolina. Así funcionan muchos negocios y proyectos. A veces, nos enfocamos en lo complejo y olvidamos los principios simples que realmente hacen que todo avance. Hoy quiero compartirte 7 hábitos que, aunque sencillos, tienen un impacto tremendo si los haces parte de tu rutina: Llegar temprano y prepararte la noche anterior.
Parece obvio, pero la tranquilidad de estar listo antes que los demás te da una ventaja psicológica enorme. Todo fluye mejor cuando no improvisas. Recordar los nombres.
Es un detalle pequeño con un efecto gigante. Reconocer a alguien por su nombre le dice: “te valoro, te tengo en cuenta”. ¿Te imaginas lo que eso puede hacer en una negociación o con tu equipo? Decir “no” con propósito.
No todo vale. Aprender a rechazar lo que no aporta valor directo a tus objetivos es clave para mantenerte enfocado. Menos distracciones, más resultados. Dar seguimiento rápido.
¿Cuántas veces hemos perdido una oportunidad por no insistir? Las grandes relaciones, negocios o acuerdos suelen surgir de esa segunda (o tercera) llamada que otros no hacen. Aportar valor en cada interacción.
Piensa: ¿qué puedo dejarle a esta persona que le sea útil? En un mundo donde todos buscan algo, quienes dan algo primero destacan. No tropezar con la misma piedra.
Cometer errores es humano; repetirlos, es falta de estrategia. Reflexionar y aprender de lo que no salió bien es lo que separa a los buenos de los grandes. Hacer lo básico, bien y a lo grande.
Muchas veces no necesitas la última estrategia disruptiva. Solo debes ejecutar lo esencial de forma impecable… y repetirlo. Puede que nada de esto sea nuevo para ti, pero entonces estarás conmigo en que los principios básicos no son un secreto, son una práctica. En un mundo donde todos buscan atajos, dominar lo esencial es una ventaja competitiva. Y ahora, dime: ¿ya estás aplicando estos 7 básicos? Saludos de un weirdo.