A los once años era solista en el coro de Pablo Casals, en Rosario, su ciudad natal, donde inició sus estudios musicales. De adolescente, se unió a Juan Carlos Baglietto, líder de la “Nueva trova rosarina”, ese emblemático grupo integrado por Fito Páez, Lalo de los Santos, Adrián Abonizio… Hubo un tiempo posterior como solista, varios discos editados y otro de transición, cuando se instaló en Miami. Volvió al país, se consolidó como cantante, estudió piscología, se graduó y hoy alterna ambas profesiones. Silvina siempre tuvo una secreta afición por el relato y la poesía. Es una mujer particularmente sensible al arte, especialmente ante un poema de Paul Eluard, una pintura de Van Gogh o la música de la entrañable Cinema Paradiso.