A Zacarías le acababan de informar de una bendición que él y su esposa estaban a punto de recibir. Él y su esposa Elizabeth no tenían hijos y eran muy avanzados en edad. A pesar de su edad, Dios consideró oportuno bendecirlos con un hijo. Zacarías no podía imaginar cómo Dios podría llevar a cabo su promesa. Debido a que dudaba de las palabras del ángel, a Zacarías se le prohibió usar sus palabras hasta que nació el bebé.