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Dios no nos quiere preocupados, nos quiere confiados acerca del futuro. La preocupación no es un problema de dinero, es un problema de prioridades. Así como un hijo pequeño depende de su padre y madre, así quiere Dios que dependamos de Él.
Dios no nos quiere preocupados, nos quiere confiados acerca del futuro. La preocupación no es un problema de dinero, es un problema de prioridades. Así como un hijo pequeño depende de su padre y madre, así quiere Dios que dependamos de Él.