La Palabra de Dios es como un león que se defiende por sí mismo. A nosotros nos toca simplemente soltarlo, es decir, proclamar la Palabra de Dios. Ella es poderosa por sí misma y no volverá vacía jamás.
Prédica del 14/07/24 con el Pr. Emilio Agüero Esgaib