Una imagen grotesca, la de todo un barrio alzándose en una romería siniestra en la que adoran al cadáver del Hermano Hellion. Llueve sangre. Eso no es lo peor. El hermano ha decidido alzarse y bautizar con acero y pólvora a todos aquellos que le sigan, y de entre los muertos todos aquellos que reciben su sagrada munición vuelven a la vida. Nada de esto está bien.

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