San Juan Pablo II nos recuerda la grandeza y dignidad de la mujer como don único de Dios. Ser mujer no es solo una condición biológica, ¡es una vocación de amor y entrega!
San Juan Pablo II nos recuerda la grandeza y dignidad de la mujer como don único de Dios. Ser mujer no es solo una condición biológica, ¡es una vocación de amor y entrega!