A menudo escuchamos maneras de predicar el evangelio basadas en "mantenerse fieles o ser suficientemente buenos" para no perder la salvación de nuestras almas, lo que lleva a un evangelio antropocentrico (el hombre como objeto de atención, y Jesús como su admirador). En esta doctrina vemos cómo la biblia en realidad expresa que el sacrificio de Jesús es la única causa eficaz de la salvación de los elegidos. Aunque la obra de Cristo es suficiente para salvar a toda la humanidad, Dios quiso que solamente se aplique a los elegidos y que Cristo murió no solo para posibilitar la salvación de sus almas, sino para garantizar la certeza de ella.