Hasta el momento de la Reforma, si habia algo de lo que la Iglesia Catolica se habia aferrado y le habia dado mucho poder sobre las sociedades, era el miedo a la muerte. Dos cosas no podemos negar: que todos los seres humanos pecamos, y que, por consecuencia, a todos nos alcanza la muerte. Este terror fue el sustento de cada negocio que la iglesia emprendía para vender la solucion a estas dos ineludibles consecuencias que sufre el ser humano, pero que negaban la eficacia de la salvación; ya que nada compraba ni aseguraba al hombre la entrada al cielo. Entre todo esto, también sucedió que la iglesia se llevó la autoridad y el credito por semejantes obras, que al final nada aseguraban mas que el desvío y el miedo entre creyentes; pero dar a Dios toda la gloria y el merito por el sublime acto de salvación al hombre, gratuita y por fe unicamente, no dejó de sonar entre aquellos que levantaron las 5 solas, y en especial esta última: Solo a Dios la Gloria.