Fue en vida muy popular. Por sus versos, pero también porque muchos de ellos eran versos eróticos y él los sentía, los escribía y los publicaba pese a que se había ordenado sacerdote. Hoy, dos siglos después, está prácticamente olvidado. Hablamos de Juan Arolas, un poeta secundario que tiene un cierto interés. Algunos de sus poemas aún conservan en mi opinión cierto valor.