Las estaciones del año son uno de los grandes motivos inspiradores de la lírica. Cada poeta vive con cada una de ellas sensaciones diferentes. No siempre la primavera es alegre y el otoño triste, ni el verano pleno y exultante y el invierno vacío y duro. Pero, en esa diversidad, hay un hilo conductor que enlaza a muchísimos poetas: las estaciones reflejan el transcurrir de la vida, el paso del tiempo.