Cuando Moisés había muerto, toda la nación de Israel estaba conmocionada. Este sabio, poderoso y santo los había guiado durante 40 años desde su milagrosa partida de Egipto. Ahora ya no estaba, y un grupo inmenso de personas se había quedado estacionado en el desierto, con muchas necesidades físicas y desesperados por la falta de un nuevo liderazgo que los guiara. Era obvio que el lugar de Moisés no lo iba a ocupar nadie a la ligera.
(Josué.1) Cuando nadie tenía idea de quién sería el nuevo líder, Dios levantó a Josué y aunque era de esperarse que tuviera dudas, temores y una falta evidente de preparación, nuestro Padre Celestial lo estaba dotando de cuatro recursos espirituales que lo ayudarían a liderar al pueblo de Dios:
Le dio Autoridad ordenada por Dios: “Cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” (Josué.1:3)
Le dio la Palabra de Dios para que meditara en ella “día y noche”, hiciera “prosperar” su camino y tuviera “éxito” en todo lo que emprendiera (Josué.1:8)
Le dio la Presencia de Dios como compañía confiable, guía y escudo. “El Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué.1:9)
Le dio al Pueblo de Dios para que lo apoyara y lo alentara (Josué.1:16-18)
Aquí es importante resaltar que estos cuatro recursos espirituales están disponibles hoy para todos los hombres de Dios, esposos y padres de familia en su función de líderes de sus familias.
Otro aspecto que fue determinante es que en siete ocasiones Dios alentó a Josué con las mismas palabras, el mismo desafío, Josué escucho varias veces: “Sé fuerte y valiente”. Este fue su código y modelo de liderazgo. Fue su grito de guerra.
¿Por qué repetirle la frase a Josué tantas veces? Dios sabía perfectamente que un líder suele sentirse abrumado y volverse temeroso y pasivo ante las constantes amenazas que lo aquejan. Y por el contrario, Dios diseño el liderazgo fundamentado en la fortaleza y el valor que todo varón debería mostrar.
En cada ocasión adversa que atravieses estando en tu papel de líder puedes estar seguro que Dios te repite el mismo mensaje “Sé fuerte y valiente”. Y lo hace porque el valor es el principal atributo que un líder demuestra para seguir avanzando contra la corriente y usar su influencia para movilizar a los demás hacia la dirección correcta.
Si tu familia no puede ver que “eres valiente a los ojos de Dios” no te seguirá y terminará buscando un líder fuera de ti. No importa que no seas perfecto, la gente te seguirá si demuestras valor.
El mismo diablo, verá si te falta valor para atacarte y mentirte diciendo que no tienes lo necesario para liderar a tu esposa e hijos, te señalará tus errores y pecados del pasado, tratando de desanimarte y buscando hacerte desistir.
El liderazgo está basado en el valor para confiar en Dios, para hacer lo correcto, para permanecer firme, para mantener el empuje, para no derrumbarse bajo presión, para volver a levantarte cuando has sido derribado y hacerlo una y otra y otra vez. (2Cor.4:8-9, 16)
Como líderes debemos llevar una vida de oración (Mr.1:35) (Mr.14:32), debemos hacer preguntas, buscar consejo de Dios y de los hermanos en la fe, conseguir todo el apoyo, descansar en la autoridad y en la Palabra de Dios, en Su presencia y Su pueblo. Al mismo tiempo, decidir constantemente ser fuertes y valientes (Josue.1:6,9,18) (1Cro.22:13) (1Cro.28:20) (Dt.31:6-7), asumiendo la responsabilidad de liderar a nuestras familias. (1Ped.5:2) (Hch.20:28) (Heb.10:21). Esto es lo que Dios te ha llamado a ser, empezando por tu casa. (Josue.24:15)
Tu matrimonio es tu responsabilidad
¿Te has dado cuenta que como líder de tu hogar, la mayor responsabilidad del éxito de tu matrimonio recae en ti como varón? Estás al volante, esta verdad no la puedes evadir. (Ef.5:23) Ante cualquier fracaso debemos asumir la responsabilidad por nuestro papel de guías y haber permitido que eso sucediera ante nuestros ojos. Muchos hombres actuamos como Adán en el huerto cuando culpo a Eva en vez de[...]