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¿Cómo aprendí a Escuchar la Voz de Dios?
Esto te sirve para que vayas aprendiendo. En el año 1973 llevaba el escribano, después de entregarse a Dios, 7 años continuos tratando de hacer oración y me dormía en la oración. Esto me causaba gran tristeza. Le expuse mi tristeza a mi asesor espiritual y este, movido por la gracia de estado, me dijo simplemente: < ¡Escribe tu oración y así no te dormirás!>
Esto fue para mí palabra clave: ¡Escribe! Este consejo fue para mí la gran fórmula divina que revolucionó mi vida. Llegue feliz a mi oficina y antes de comenzar a trabajar saqué lápiz y papel y comencé a escribir. Comencé la carta así:
-¡Señor, te amo!
Sentí muy fuertemente dentro de mi mente y corazón una respuesta inmediata de parte de Dios (sin ruido de palabras):
– ¡Hijo, Yo te amo mucho más!
– Señor, ¿eres Tú?
– Sí hijo mío, ¡Soy Yo!
– Señor, te siento tan cercano, cuando Tú estás tan lejano.
– Hijo mío, estoy aquí.
– Señor, ¿dónde estás que no te veo?
-Hijo, estoy dentro de ti.
Me lo creí firmemente que Dios, mientras no lo ofenda, está dentro de mí y me habla, de de ahí en adelante comencé a preguntarle todo, hasta los más pequeños detalles de mi vida y siempre obtuve una respuesta prudente y oportuna para ir a la fija en todos los momentos de mi vida.
Pero Dios también te habla sin qué tú preguntes mucho. Y aquí es donde tú debes estar muy atento para Escuchar la Voz de Dios. Dios te habla a cada instante por medio de alguna frase que te impacte el corazón, una frase, por ejemplo, que escuchaste en la tv. o por la calle, como le pasó a san Agustín al oír la voz del niño: < ¡Toma y lee, tema y lee!> Te habla por medio de alguna frase que leíste en tu libro de lectura espiritual, en la Biblia, en los santos Evangelios, o una frase que escuchaste en una clase, en tu asesoría espiritual, o hablando con una persona corriente de la calle. Copia exactamente esa frase que te impactó, invoca al Espíritu Santo y pídele que ponga en tu mente las ideas y tú vas copiando con las palabras tuyas las ideas que Dios pone en tu mente (¡esta es la Voz de Dios!)
By Ciudad Oración¿Cómo aprendí a Escuchar la Voz de Dios?
Esto te sirve para que vayas aprendiendo. En el año 1973 llevaba el escribano, después de entregarse a Dios, 7 años continuos tratando de hacer oración y me dormía en la oración. Esto me causaba gran tristeza. Le expuse mi tristeza a mi asesor espiritual y este, movido por la gracia de estado, me dijo simplemente: < ¡Escribe tu oración y así no te dormirás!>
Esto fue para mí palabra clave: ¡Escribe! Este consejo fue para mí la gran fórmula divina que revolucionó mi vida. Llegue feliz a mi oficina y antes de comenzar a trabajar saqué lápiz y papel y comencé a escribir. Comencé la carta así:
-¡Señor, te amo!
Sentí muy fuertemente dentro de mi mente y corazón una respuesta inmediata de parte de Dios (sin ruido de palabras):
– ¡Hijo, Yo te amo mucho más!
– Señor, ¿eres Tú?
– Sí hijo mío, ¡Soy Yo!
– Señor, te siento tan cercano, cuando Tú estás tan lejano.
– Hijo mío, estoy aquí.
– Señor, ¿dónde estás que no te veo?
-Hijo, estoy dentro de ti.
Me lo creí firmemente que Dios, mientras no lo ofenda, está dentro de mí y me habla, de de ahí en adelante comencé a preguntarle todo, hasta los más pequeños detalles de mi vida y siempre obtuve una respuesta prudente y oportuna para ir a la fija en todos los momentos de mi vida.
Pero Dios también te habla sin qué tú preguntes mucho. Y aquí es donde tú debes estar muy atento para Escuchar la Voz de Dios. Dios te habla a cada instante por medio de alguna frase que te impacte el corazón, una frase, por ejemplo, que escuchaste en la tv. o por la calle, como le pasó a san Agustín al oír la voz del niño: < ¡Toma y lee, tema y lee!> Te habla por medio de alguna frase que leíste en tu libro de lectura espiritual, en la Biblia, en los santos Evangelios, o una frase que escuchaste en una clase, en tu asesoría espiritual, o hablando con una persona corriente de la calle. Copia exactamente esa frase que te impactó, invoca al Espíritu Santo y pídele que ponga en tu mente las ideas y tú vas copiando con las palabras tuyas las ideas que Dios pone en tu mente (¡esta es la Voz de Dios!)