Pablo escribe a la naciente iglesia de tesalonica, felicitándoles por su resiliencia en medio de las dificultades que vivían y en su escrito el apóstol elogia las virtudes de esta iglesia.
Una iglesia escogida, una iglesia que recibe la Palabra, una iglesia que vive en el poder del Espiritu Santo, una iglesia que camina en el discipulado y una iglesia que espera la venida de Cristo.