Hoy, desempolvamos las actas judiciales que sentenciaron a una pirata, intentamos ponernos en contacto con un estado más pequeño que el Vaticano y más ficticio que Israel y le damos caña al ala más verdiazul del Congreso. Una de armas tomar, un ex cuardia civil que imprimia pasaportes de un país inventado participó en el asesinato del dueño de la moda de Versace y otros de guante blanco: tres buenos piratillas.