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¿Te has sentido alguna vez solo o incomprendido por defender tus creencias? Las lecturas de hoy nos sumergen en la experiencia de Pablo ante la hostilidad y en la oración más profunda de Jesús por la unidad de quienes creen en Él. Quédate, porque en los próximos minutos vamos a descubrir cómo la fe, aun en medio del conflicto, puede ser fuente de esperanza y comunión. Recuerda: cada día te acercamos las lecturas sagradas en formato podcast, para que la Palabra de Dios te acompañe y fortalezca dondequiera que estés.
La primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles (22,30; 23,6-11), nos presenta a Pablo en un momento crítico. Arrestado y llevado ante el sanedrín, Pablo se enfrenta a dos corrientes opuestas: los saduceos, que niegan la resurrección y la existencia de ángeles o espíritus, y los fariseos, que sí las admiten. Con sabiduría, Pablo declara su fe en la resurrección, provocando una fuerte división entre sus acusadores. El conflicto crece hasta el punto de que el comandante romano debe intervenir para protegerlo. Esa noche, el Señor se aparece a Pablo y le dice: “Ten ánimo, porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”
.
El Evangelio según San Juan (17,20-26) nos sitúa en la oración sacerdotal de Jesús. Jesús ora no solo por sus discípulos presentes, sino por todos los que creerán en Él a través de su palabra. Su petición central es la unidad: “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno”. Jesús desea que la unidad de sus seguidores sea tan perfecta que el mundo crea en su misión y en el amor del Padre. Además, Jesús pide que los suyos estén con Él y contemplen su gloria, y reafirma el amor que el Padre tiene por ellos
.
Pablo, en medio de la hostilidad, se mantiene firme en su fe en la resurrección, eje central del cristianismo. Su valentía no es solo personal, sino fruto de la certeza de que Dios guía su camino. La aparición del Señor en la noche es un recordatorio de que el testimonio cristiano no depende de las circunstancias externas, sino de la fidelidad a la misión recibida. Pablo es llamado a dar testimonio en Roma, el corazón del imperio, mostrando que el Evangelio está destinado a llegar a todos los rincones del mundo.
En el Evangelio, la oración de Jesús por la unidad es un acto de amor y confianza. Jesús sabe que la misión de la Iglesia solo será creíble si sus miembros viven en comunión. La unidad no es uniformidad, sino comunión en el amor y la verdad. Es, además, un signo visible para el mundo: cuando los cristianos viven unidos, el mundo puede reconocer la presencia de Dios entre ellos. Jesús revela que la gloria y el amor que el Padre le ha dado son también para sus seguidores, invitándolos a vivir en esa misma comunión.
Vivimos en un mundo donde la división, la polarización y la sospecha parecen imponerse.
¿Cómo podemos aplicar este mensaje hoy?
Manteniendo la esperanza y el valor cuando enfrentamos incomprensión o rechazo por nuestra fe, sabiendo que Dios nos acompaña y nos fortalece.
Buscando la unidad en nuestras familias, comunidades y parroquias, priorizando el diálogo, el perdón y la colaboración por encima de las diferencias.
Orando por la unidad de todos los cristianos y por quienes aún no conocen el amor de Dios, siendo instrumentos de reconciliación y paz.
Dando testimonio con nuestra vida, mostrando que la fe en la resurrección transforma nuestra manera de vivir, de enfrentar el dolor y de mirar el futuro.
Recordando que la misión cristiana es universal: como Pablo, estamos llamados a llevar el Evangelio a todos los ambientes, incluso a los más difíciles.
Tags: Evangelio, unidad, Pablo, oración, testimonio, esperanza, fe, resurrección, Iglesia, misión
By Evangelio Diario¿Te has sentido alguna vez solo o incomprendido por defender tus creencias? Las lecturas de hoy nos sumergen en la experiencia de Pablo ante la hostilidad y en la oración más profunda de Jesús por la unidad de quienes creen en Él. Quédate, porque en los próximos minutos vamos a descubrir cómo la fe, aun en medio del conflicto, puede ser fuente de esperanza y comunión. Recuerda: cada día te acercamos las lecturas sagradas en formato podcast, para que la Palabra de Dios te acompañe y fortalezca dondequiera que estés.
La primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles (22,30; 23,6-11), nos presenta a Pablo en un momento crítico. Arrestado y llevado ante el sanedrín, Pablo se enfrenta a dos corrientes opuestas: los saduceos, que niegan la resurrección y la existencia de ángeles o espíritus, y los fariseos, que sí las admiten. Con sabiduría, Pablo declara su fe en la resurrección, provocando una fuerte división entre sus acusadores. El conflicto crece hasta el punto de que el comandante romano debe intervenir para protegerlo. Esa noche, el Señor se aparece a Pablo y le dice: “Ten ánimo, porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”
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El Evangelio según San Juan (17,20-26) nos sitúa en la oración sacerdotal de Jesús. Jesús ora no solo por sus discípulos presentes, sino por todos los que creerán en Él a través de su palabra. Su petición central es la unidad: “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno”. Jesús desea que la unidad de sus seguidores sea tan perfecta que el mundo crea en su misión y en el amor del Padre. Además, Jesús pide que los suyos estén con Él y contemplen su gloria, y reafirma el amor que el Padre tiene por ellos
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Pablo, en medio de la hostilidad, se mantiene firme en su fe en la resurrección, eje central del cristianismo. Su valentía no es solo personal, sino fruto de la certeza de que Dios guía su camino. La aparición del Señor en la noche es un recordatorio de que el testimonio cristiano no depende de las circunstancias externas, sino de la fidelidad a la misión recibida. Pablo es llamado a dar testimonio en Roma, el corazón del imperio, mostrando que el Evangelio está destinado a llegar a todos los rincones del mundo.
En el Evangelio, la oración de Jesús por la unidad es un acto de amor y confianza. Jesús sabe que la misión de la Iglesia solo será creíble si sus miembros viven en comunión. La unidad no es uniformidad, sino comunión en el amor y la verdad. Es, además, un signo visible para el mundo: cuando los cristianos viven unidos, el mundo puede reconocer la presencia de Dios entre ellos. Jesús revela que la gloria y el amor que el Padre le ha dado son también para sus seguidores, invitándolos a vivir en esa misma comunión.
Vivimos en un mundo donde la división, la polarización y la sospecha parecen imponerse.
¿Cómo podemos aplicar este mensaje hoy?
Manteniendo la esperanza y el valor cuando enfrentamos incomprensión o rechazo por nuestra fe, sabiendo que Dios nos acompaña y nos fortalece.
Buscando la unidad en nuestras familias, comunidades y parroquias, priorizando el diálogo, el perdón y la colaboración por encima de las diferencias.
Orando por la unidad de todos los cristianos y por quienes aún no conocen el amor de Dios, siendo instrumentos de reconciliación y paz.
Dando testimonio con nuestra vida, mostrando que la fe en la resurrección transforma nuestra manera de vivir, de enfrentar el dolor y de mirar el futuro.
Recordando que la misión cristiana es universal: como Pablo, estamos llamados a llevar el Evangelio a todos los ambientes, incluso a los más difíciles.
Tags: Evangelio, unidad, Pablo, oración, testimonio, esperanza, fe, resurrección, Iglesia, misión