La toma del sapito es el suceso más extraordinario que he experimentado en mi existencia. Puedo decir, al cabo de tres días de haberlo vivido, que ha transformado mi visión de la realidad de un modo que mi círculo cercano constata y testimonia: ahora sé que el mundo de lo cotidiano es parte de un orden cósmico que lo trasciende, y al cual ha podido acceder por unos instantes absolutamente imposibles de codificar en las palabras mediante las que nos relacionamos con lo ordinario.