Através de estos versos, el Salmista nos enseña la necesidad de perseverar en la Palabra de Dios, de cultivar un amor leal por Dios y su Palabra que transcienda el tiempo. Nos enseña que es nuestra fé fundada en la Palabra de Dios, la que nos permitirá estar firmes en las tormentas de la vida, cuando sea que vengan.