No sabemos diferenciar los tiempos y nos movemos a través de la vida sin hacer diferencia entre espacios de tiempo y espacios de tiempo, apurados, desesperados, ansiosos o: no apurados, tranquilos, pero… sin una verdadera consciencia de por qué estamos aquí y a dónde vamos. Los últimos días que Cristo estuvo sobre la tierra se dedicó a darle a los discipulos instrucciones exactas (aunque no fechas!), sobre tiempos finales y dos clases de personas: Los que ponían atención a los tiempos y esperaban, y los que se habían cansado de esperar y por tanto no se preparaban.