Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y valles, una joven llamada Valeria. Desde que tenía memoria, Valeria había tenido sueños extraños, sueños tan vívidos que parecían más reales que la propia vida. Cada noche, al cerrar los ojos, se sumergía en un mundo diferente, un mundo donde las reglas de la realidad no se aplicaban.