El escudo es aquel que nos protege de las agresiones del maligno. El escudo nos protege de recibir las municiones que nuestro enemigo tira permanentemente hacia nosotros para destruirnos y derrotarnos. Somos objetos permanentes de recibir todo tipo de munición para ser derrotados frente a la vida. El Señor nos da un escudo poderoso que es la fe el cual es la única arma poderosa para que esas municiones no dañen nuestra vida.