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El 21 de febrero de 1965, una noticia y una fotografía conmocionaron al mundo. En el Audubon Ballroom de Manhattan, el activista El-Hajj Malik El-Shabazz, más conocido como Malcolm X, fue asesinado. Este legendario defensor de los derechos humanos y de las libertades civiles de los afroestadounidenses, estaba dando un discurso en una reunión de la Organización de la Unidad Afroamericana cuando un alboroto estalló entre los asistentes. Sus escoltas acudieron a ver lo que ocurría, momento que aprovechó otro hombre para dispararle con una escopeta recortada. Junto con otras dos personas le dispararon en dieciséis ocasiones, pero solo uno de los asesinos fue capturado. La imagen de Malcom X tirado sobre el escenario acribillado a balazos mientras un hombre intentaba reanimar su cuerpo sin vida dio la vuelta al mundo. Aquel hombre formaba parte del servicio secreto de la policía de Nueva York, un departamento al que también pertenecía un gallego que llegaría a ser guardaespaldas de dos presidentes, escolta de Fidel Castro, Nikita Kruschev y De Gaulle y el mejor jefe de policía de la ciudad de Nueva York: Antonio Vila Bouza, el Emperador del Bronx.
By Iván Fernández AmilEl 21 de febrero de 1965, una noticia y una fotografía conmocionaron al mundo. En el Audubon Ballroom de Manhattan, el activista El-Hajj Malik El-Shabazz, más conocido como Malcolm X, fue asesinado. Este legendario defensor de los derechos humanos y de las libertades civiles de los afroestadounidenses, estaba dando un discurso en una reunión de la Organización de la Unidad Afroamericana cuando un alboroto estalló entre los asistentes. Sus escoltas acudieron a ver lo que ocurría, momento que aprovechó otro hombre para dispararle con una escopeta recortada. Junto con otras dos personas le dispararon en dieciséis ocasiones, pero solo uno de los asesinos fue capturado. La imagen de Malcom X tirado sobre el escenario acribillado a balazos mientras un hombre intentaba reanimar su cuerpo sin vida dio la vuelta al mundo. Aquel hombre formaba parte del servicio secreto de la policía de Nueva York, un departamento al que también pertenecía un gallego que llegaría a ser guardaespaldas de dos presidentes, escolta de Fidel Castro, Nikita Kruschev y De Gaulle y el mejor jefe de policía de la ciudad de Nueva York: Antonio Vila Bouza, el Emperador del Bronx.