Tú llama interior

Todos tenemos una llama interior, una mecha que arde o languidece, pero nunca muere. puede estar sepultada bajo montones de cenizas, pavesas de polvo frío, en medio del glacial de la depresión,  pero si rebuscas y escarbas dentro del montón de las tristezas, amarguras y sinsabores, que te depara la ingratitud mezquina de algunos días, dentro de las brasas húmedas de llanto y sufrimiento, podrás encontrar un carboncito encendido, es la raíz de esa llama que un día ardió en tu ser, la puedes avivar de nuevo y comenzar a iluminar tu camino, con la misma luz con que él creador te trajo a la vida, porque esa llama solo se apaga cuando mueres, cuando se desprende del cuerpo y vuelve al origen de la creación, para habitar otro espacio, tal vez otro cuerpo, una oruga que se volverá mariposa, un insecto, un ave para remontar los aires, un animal feroz de la selva, un árbol, simple tierra o una piedra, porque es parte integral de la naturaleza, el universo y jamás se apagará. Cuando la llevas dentro de ti, puede perder intensidad, reducirse a un simple punto luminoso; pero siempre estará ahí. No permitas que la llama que llevas dentro de ti languidezca, aliméntala con el esfuerzo, preocúpate por avivarla cada día, échale leña para que arda con entusiasmo y sobre todo, aliméntala con el combustible del amor.