¿Crees que tu texto está listo?
Léelo en voz alta y verás cómo se desmorona como flan en verbena.
En este episodio hablamos del oído como tu editor más cruel (y necesario), de frases que cojean y de cómo evitar el ridículo literario antes de que sea demasiado tarde.
Spoiler: tu ego no sale ileso.