Las infraestructuras deben continuar existiendo, ampliándose, manteniéndose. Mucho gerundio, sí. Pero es el modo de mostrar el movimiento continuo al que están sometidas las redes de telecomunicaciones, sea en el cielo como en la tierra, y en el mar también. De su acción depende el desarrollo. No nos hemos puesto místicos. Estamos más racionales que nunca. Las infraestructuras exigen una atención que no debe perderse en la marea de discusiones en que está sumido el sector. Este viernes de podcast nos calzamos el mameluco para, entre todos, concentrar el foco en donde urge actuar.