El problema fue siempre el mismo, en los días de Abraham, de Pablo o en nuestros días. Es la autosuficiencia lo que nos lleva a la destrucción. Nadie quiere sentirse necesitado, dependiente; todos quieren valerse por sus propios medios.
El problema fue siempre el mismo, en los días de Abraham, de Pablo o en nuestros días. Es la autosuficiencia lo que nos lleva a la destrucción. Nadie quiere sentirse necesitado, dependiente; todos quieren valerse por sus propios medios.