Como un gran maestro Jesús usa una imagen común para sus discípulos con el fin de explicar su relación con ellos: yo soy la vid, vosotros los pámpanos. A partir de esta imagen agrícola Jesús les enseña a sus discípulos, y nos enseña hoy a nosotros, la importancia de permanecer en él para llevar fruto, la importancia de la mano podadora del padre quien por medio de su palabra nos limpia. Esta imagen de un organismo vivo se genera en el contexto del amor, de un amor lleno de gracia que nos ha elegido para que seamos sus amigos.
Vivamos unidos a él, permanezcamos en su amor, para que llevemos fruto, y para que el fruto permanezca.