Teresita Goyeneche creció soñando con vivir en frente del mar. En La personalidad de los pelícanos escribe de la ciudad que la hizo añorar esa imagen: Cartagena. A veces como una niña que empieza a entender el mundo, otras como una adolescente enamorada, como una hija y finalmente como una madre, la autora tensa los hilos afectivos con el lugar para revelar las formas que fue encontrando para sobrellevar la vida en medio de un escenario que no termina de construirse: esquivar o atravesar.