Cada uno de nosotros tenemos una relación, gracias a Jesucristo, con un Dios que es nuestro Padre Amoroso. Un Padre que tal como nos los afirma el Salmo 121, incansablemente cuida de nosotros y nos proteges mucho más de lo que nosotros pensamos.
Por esta razón, nuestra vida de oración puede ser muy transparente. Dios quiere que nosotros le hablemos con claridad, sin filtros. Total, el efectivamente conoce todo de nosotros. El nos ama tanto que aun conociendo nuestras debilidades y fortalezas, se deleita en que confiemos en El aún en medio de nuestras más terribles debilidades. Ese es nuestro Dios.
En Jeremías 29:13 el afirma “Y Me buscaréis y Me hallaréis, porque Me buscaréis de todo vuestro corazón”. La expresión hebrea "de todo vuestro corazón" señala con integridad. Tal cual, Dios quiere que nos presentemos a El en oración, tal cual somos.