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El estado de soltería, debería vivirse de la mano de la fe, no es una etapa de pausa ni un tiempo perdido. Es una temporada hermosa y en comunión con nuestro creador, donde el mismo Dios trabaja en lo más íntimo de nuestro corazón, nos forma el carácter, nos devuelve y afirma nuestra identidad y nos enseña a cultivar una plenitud que no dependerá de una relación con una persona, sino una plenitud dada por Su presencia.
No se trata de quedarnos quietos esperando alguien que llegue a completarnos, sino de permitir que el Señor nos moldee para amar desde la madurez, desde el servicio y desde la entrega genuina, libre y fiel.Este tiempo también es una oportunidad para crecer, servir y descubrir quiénes somos en Dios, sin distracciones ni comparaciones. La espera, cuando se vive en Su voluntad, no es desesperación, sino preparación, es una Espera Edificante.Confiamos en que el mismo Dios que sembró el deseo de amar y ser amados, será fiel en cumplir su promesa a su tiempo, mientras nos enseña que no estamos solos y mucho menos incompletos, y que no hay estación vacía cuando caminamos con Él.“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastés 3,1.
El estado de soltería, debería vivirse de la mano de la fe, no es una etapa de pausa ni un tiempo perdido. Es una temporada hermosa y en comunión con nuestro creador, donde el mismo Dios trabaja en lo más íntimo de nuestro corazón, nos forma el carácter, nos devuelve y afirma nuestra identidad y nos enseña a cultivar una plenitud que no dependerá de una relación con una persona, sino una plenitud dada por Su presencia.
No se trata de quedarnos quietos esperando alguien que llegue a completarnos, sino de permitir que el Señor nos moldee para amar desde la madurez, desde el servicio y desde la entrega genuina, libre y fiel.Este tiempo también es una oportunidad para crecer, servir y descubrir quiénes somos en Dios, sin distracciones ni comparaciones. La espera, cuando se vive en Su voluntad, no es desesperación, sino preparación, es una Espera Edificante.Confiamos en que el mismo Dios que sembró el deseo de amar y ser amados, será fiel en cumplir su promesa a su tiempo, mientras nos enseña que no estamos solos y mucho menos incompletos, y que no hay estación vacía cuando caminamos con Él.“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastés 3,1.