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La forma en cómo manejamos el dinero es reflejo de cómo manejamos nuestros deseos y ambiciones.
¡Dios no está interesado en nuestro dinero, sino en nuestros corazones!

El sello de ser un hijo de Dios es escuchar la voz de Dios y ser guiado por el espíritu santo.
¡Todos podemos escuchar la voz de Dios!

Cuando pedimos lo correcto a Dios y somos guiados por el espíritu santo ¡Él responde nuestras oraciones!

No buscamos alguien para que nos complete, buscamos alguien que nos complemente. 
Solo Jesus puede darnos plenitud. 

Para conocer nuestro propósito necesitamos saber quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Somos producto de la visión de Dios.
 Solo cuando tengamos nuestra identidad sana podremos caminar en el propósito de Dios. 

El llamado de Dios nace con un anhelo en mi corazón. Por eso necesitamos asumir quienes somos, dedicarnos a lo que amamos y relacionarnos con personas que nos desafían a diario.

Honrar y bendecir a nuestros padres durante toda nuestra vida trae paz a nuestros corazones por haber hecho todo lo que tuvimos en nuestras manos.

La honra trabaja con el cielo. El honor te ve de acuerdo el cielo te ve. 
El cielo no te conoce de acuerdo a tu historia, te conoce de acuerdo a tu destino. El antídoto a cualquier conflicto es la honra.