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Tanto la mujer adúltera como los fariseos y saduceos, pero también todos los que escuchamos a Jesús, podemos entender que desde su corazón nos da la oportunidad de pensar y cambiar de vida, igual que a la higuera estéril y al hijo menor del padre misericordioso. Pidamos al Señor un corazón semejante al suyo.
By Obispo de NogalesTanto la mujer adúltera como los fariseos y saduceos, pero también todos los que escuchamos a Jesús, podemos entender que desde su corazón nos da la oportunidad de pensar y cambiar de vida, igual que a la higuera estéril y al hijo menor del padre misericordioso. Pidamos al Señor un corazón semejante al suyo.