Quiero contarte una historia. Empieza con una llamada telefónica: un joven llama a su madre. Está nervioso, emocionado… su pareja está embarazada. Va a ser padre. Y, como muchos de nosotros cuando nos enfrentamos a una nueva etapa, tiene miedo. Mientras habla, vemos su futuro como si ya estuviera ocurriendo: la infancia, la adolescencia de su hija, sus primeras decisiones, sus errores y sus descubrimientos. Todo eso transcurre en paralelo con imágenes cotidianas, familiares… hasta que, en un momento clave, una joven distraída conduce un Volvo. La futura madre está cruzando un paso de cebra. Y el coche frena. A tiempo. Ese simple gesto —el coche que frena— se convierte en el corazón de todo el anuncio. Porque ahí está el mensaje: “A veces, las cosas que nunca ocurren son las más importantes”. Y no, no te hablo de coches. Te hablo de cómo Volvo lleva años haciendo algo que muchos emprendedores, pymes y técnicos aún pasan por alto: no venden un producto, cuentan una historia. Una historia que conecta con su cliente ideal, que refleja sus miedos, sus valores, sus decisiones. ¿Y qué tiene que ver esto con nosotros? Todo. Tanto si vendes consultoría, formación, tecnología o servicios técnicos de prevención, hay algo que tenemos que entender de una vez: la gente no compra lo que haces, compra lo que eso dice de ellos mismos. Como dice Simon Sinek: “People don’t buy what you do, they buy why you do it.” Volvo no dice “tenemos el mejor sistema de frenado automático del mercado”. Dice: “Te entendemos. Sabemos que ser padre da miedo. Sabemos que tu mayor prioridad es la seguridad de tu familia. Por eso, estamos contigo”. ¿Qué pasaría si en vez de hablar de normativas, empezamos a hablar de tranquilidad? ¿Y si, en vez de ofrecer formaciones obligatorias, hablamos de construir empresas más humanas y responsables? En un mercado saturado de datos técnicos, lo que destaca es la emoción. Porque los datos informan, pero las historias transforman. Así que la próxima vez que prepares una campaña, una propuesta o una simple publicación en redes, pregúntate: ¿Estoy vendiendo un producto o estoy contando una historia que mi cliente quiere vivir? Volvo entendió esto hace años. Y por eso sus anuncios no parecen anuncios. Parecen pequeños documentales. Casi películas. Están firmados por Hoyte van Hoytema, el mismo director de fotografía de Oppenheimer e Interstellar. No es casualidad. Es estrategia. Y funciona. Porque la mejor publicidad no se siente como publicidad. Se siente como una historia que vale la pena contar. Nos leemos pronto. Un abrazo,