En los años 50, de forma accidental se grabaron las primeras psicofonías. Desde entonces se ha recorrido un largo camino de investigación, incorporándose medios técnicos cada vez más sofisticados: no hay la menor duda, esas misteriosas voces no proceden de ninguna conocida. Ellas mismas se identifican como personas fallecidas, darles crédito depende de cada uno.