En el castellano medieval el habitante del campo se llamaba villano, y el villancico era el “cantar de los villanos”, es decir, la lírica tradicional que se seguiría cantando hasta bien entrado el siglo XVII. Pero no sólo los villanos cantaban esta poesía. Todo lo contrario: entre los siglos XV y XVII, las canciones populares interesaron a mujeres y hombres, pobres y ricos, campesinos y cortesanos.