La tradición de cantar el pujo viene de la noche de los tiempos (como se puede ver en obras de Goya) y los niños y chavales recorrían las casas, al atardecer de la Nochebuena, para cantar el pujo y obtener un obsequio. Pero cantar el pujo no era simplemente cantar, tenía un protocolo para poder hacerlo. Primero se pedía el permiso, que podía ser de forma más elegante o más tradicional.
La más habitual era ¿Nos da licencia pa cantar el pujo? y podía ser que sí o que no. En caso afirmativo se cantaba aquella letra…:
Pujo, pujo, pujo, señora María
deme usté el guinaldo
que es usté mi tía.
Aquí me vengo a sentar
en esta piedra redonda
a ver si puedo alcanzar
lo que pide la zambomba