08.17.2021 - By Proyecto Norte
En 2016, Gonzalo y Sara trabajaban en empresas multinacionales, tenían estabilidad económica pero corrían para llegar al departamento y llevar a Francisca, de dos años, a la plaza. Hacían fila para ocupar una hamaca un ratito y ese espacio era su único contacto diario con la naturaleza. Un día, Salta les apareció en el camino, de la mano de una propuesta laboral. Hoy, ya con la salteña Rufina completando la familia, sienten que viven en un lugar al que otros vienen de vacaciones. Y ahora, que viven a 15 minutos de cualquier reunión, la naturaleza es parte de su vida cotidiana.