Respetar a los niños y niñas implica entender que son personas, e igual que cualquier otra persona, es diferente a ti, pero merece el mismo respeto. El adulto se encuentra en una situación privilegiada frente al niño, pues el niño depende del adulto, tanto en la familia como en la escuela, esto no implica que sea un ser inferior y que nos deba su respeto y devoción.