Es tan importante lo que les decimos a los demás, como lo que nos decimos a nosotros mismos. En este proceso que he emprendido, me he podido dar cuenta del poder que tienen nuestras palabras. Cuando empezamos a decir las cosas y verbalizamos los pensamientos positivos, empezamos a crear y a llevar una vida más armónica.

Pero cuando revisaba este tema, también pensaba en el valor que le damos a la palabra. Yo soy una persona que honra su palabra y que siempre va a cumplir lo que dice, pero tal vez en esta generación es algo que ha empezado a perderse. En este capítulo quiero compartirles estas dos perspectivas: el poder y el valor de las palabras y cómo, siendo conscientes de esto, podemos convertirlas en una herramienta positiva para construir una vida más plena.