La propuesta.

Rebeca casi nunca sale de su casa, a veces tarda hasta dos semanas en ver la luz del sol, con frecuencia se le ve sentada en su estudio pintando algún cuadro para alguna amiga o amigo.

En ocasiones sus amigos vienen a visitarle para celebra logros y triunfos que siempre se presentan en la ciudad de Macondo, porque en Macondo todo es un motivo de celebración.

En las fiestas de amigos y familiares de la cultura Macondiana nunca falta la carne de res, el pollo y la carne de Chivo, los Macondianos comen carne que da miedo y uno rara vez se cruza con alguien vegetariano y mucho menos con veganos.

Dicen que esta ciudad se hizo para comer y comer bastante.

Melquiades el novio de rebeca viene a visitarla todos los días, acepto los domingos porque ese día él sagrádamente  va a almorzar y cenar con su madre.

Un domingo, Melquiades invita a Rebeca y a su familia a un asado en casa de su madre, porque tiene preparada una sorpresa, es sorprendente la cantidad de comida y alcohol importado que hay para esa noche. Será la mejor fiesta que jamás se haya hecho en Macondo.

En macondo casi siempre hay fiestas, pero esta está por encima de todas las anteriores en la historia de esta ciudad.

Rebeca y su familia llegan a las siete en punto de la noche, los amigos de Rebeca y de Melquíades también llegan a tiempo. Entonces comienza la rumba.

Rebeca está muy sorprendida, porque su novio no va a fiestas muy a menudo ni con la frecuencia que los jóvenes del pueblo lo hacen, así que le asalta la sospecha de que puede ser lo que Melquiades se trae entre manos.

A la diez de la noche Melquiades hace parar la música y mientras sus amigos tienen a su novia rebeca entretenida, él se dirige al publico diciendo

—Señoras y señores, buenas noches. No muy frecuentemente dias como estos llegan a nuestras vidas, así que quiero aprovechar la oportunidad y la ocasión para pedir delante de todos ustedes a mi amada rebeca que sea mi esposa y entonces saca un anillo de oro y diamantes de su bolsillo.

Rebeca, ¿Te casarías conmigo? —Él dice.

Rebeca voltea sorprendida y no lo puede creer, está llorando y sus amigas están muy emocionadas y algunas también lloran de la emoción.

Sí, me casaría contigo, dice Rebeca.

Entonces todos gritan felices, vuelve la música y la rumba se extiende hasta las 6 de la mañana.