¿Y si dejáramos de ver los celos entre hermanos/as y primos/as como un ataque entre ellos/as y los tomáramos como una oportunidad para saber qué es lo que están sintiendo? Porque cuando admitimos que los adultos también nos ponemos celosos en alguna ocasión, seguro que podemos empatizar mejor con los más pequeños de las casas. Si te gusta este pódcast, seguramente también te gustará leer mi newsletter, apúntate aquí: www.martaahijado.com/newsletter