Tras la Segunda Guerra Mundial, la sombra de la Guerra Fría se extendió por el mundo, dividiendo a las naciones en dos bloques ideológicos: el capitalista liderado por Estados Unidos y el comunista encabezado por la Unión Soviética. Esta pugna por la hegemonía mundial encontró un escenario propicio en la península de Corea, donde las tensiones entre las dos ideologías desembocaron en un sangriento conflicto: la Guerra de Corea (1950-1953).