Todos los santos fueron personas como nosotros, enfrentaron desafíos propios de su época,lucharon con sus propias debilidades, vivieron con valentía las virtudes y unidos a Cristo se convirtieron en una mejor versión de sí mismos, dieron testimonio de amor a Dios y a los hermanos entregando sus vidas.
Reginaldo un hombre profundamente entregado a Dios,que confió y lo encontró en la oración,el silencio y la contemplación un Dominico por excelencia. Su vida de unión con Dios puede resumirse en esta expresión tan sencilla como profunda y propia: "Soy de Dios, soy siempre de Dios".