Debemos entender que Dios no nos ama porque somos amorosos. No nos ama porque leemos la Biblia, o porque vamos a la iglesia, o porque pagamos nuestros diezmos, o porque hacemos nuestro mejor intento de obedecer el mandamiento de amarnos los unos a los otros así como Él nos amó. La verdad es que Él nos ama sin condiciones. ¡Eso es importantísimo!