¿Te imaginas que lo que le cuentas a una IA acabe en internet, buscable por cualquiera? Pues eso ha pasado. Conversaciones privadas de ChatGPT y Perplexity han aparecido en Bing y Google. Te cuento qué ha fallado, por qué la regulación europea va con retraso… y por qué deberías pensarte dos veces lo que compartes con una IA. Spoiler: puede ser más público de lo que crees.