Sabemos que María…
¡Es alegría!
Porque María, da lo que posee. Es la causa de nuestro júbilo, porque lo posee, ella misma no cabe en sí de felicidad, rebosa de alegría, contagiando al mundo entero…
Recordad que también Ella, tuvo que pasar inmensos calvarios, íntimos y muy largos y en ninguno de ellos perdió el brillo de su dicha. Porque en Dios, tuvo siempre un consuelo infalible y en Él se apoyó siempre, como fortaleza indestructible. Fue capaz de hacer, lo que pocos seres son capaces:
¡Sufrir con alegría!
El secreto de la alegría perenne de la Santísima Virgen, es el secreto de la felicidad del ser humano.
María fue feliz, porque tenía a Dios y lo amaba, en el cumplimiento fiel, de su voluntad sobre Ella.