¿Por qué andas buscando otro camino, que no sea el de la Santa Cruz?
Cuanto más se eleva uno en la vida espiritual, más pesadas cruces suele hallar, cuanto más se quebranta la carne, tanto más cobra fuerzas el espíritu, por la gracia que el alma recibe.
Si confías en el Señor, te dará una fuerza celeste, que pondrá al mundo y a la carne bajo tu mando.
Bebe con ansia el cáliz del Señor, si quieres ser su amigo y compañero.
No hay cosa más agradable a Dios, no hay cosa más saludable para ti en este mundo, que padecer voluntariamente por Cristo. Pues con ello, te asemejarías al Maestro, más a la manera de todos los Santos
«El que quiera seguirme, renuncie a sí mismo, tome su Cruz y échese a caminar tras de mí»
Para alcanzar este fin último es necesario seguir a Jesús, que conduce al alma elegida, por el camino que Él recorrió, el camino de la abnegación …
El camino de la Cruz.
En esa meta final encontraremos con El, el Camino que lleva al Reino, donde podremos adorarlo, amarlo y glorificarlo, por toda la eternidad.
¡Sí, hermano querido!
En la cruz están todas las respuestas
Y ya nunca tendremos que decir:
¿Quo Vadis Domine?
Misericordia Señor… misericordia