Y aquí se revela, hermanos queridos, el gran misterio, el de las Cien invocaciones que hacemos de su nombre, de las cincuenta gracias, las cincuenta Santas, y las cien Bendita. Y humildemente, La pedimos, amada Virgen María, otras cincuenta veces por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, cada vez que rezamos los misterios que el Santo Rosario conlleva.
Y al ser revelado ese profundo Misterio que el Nombre de María conlleva, recibe a modo de cruzada contra el mal su querido hijo Santo, Domingo de Guzmán, esa escalera al cielo que el rosario representa, para que sea extendido por todo el orbe, tierra querida de María.
La Virgen, se apareció a Santo Domingo y le enseñó a rezar el Rosario. Le dijo que propagara esta devoción y que la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe.
No olvidemos las 15 promesas de Nuestra Señora, a los que devotamente recen el Santo Rosario.